Ruta Por Escocia En 7 Días

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Cuando un viaje se sueña durante mucho tiempo, su planificación forma parte del sueño. Una vez decidimos que nuestros hijos eran lo suficiente mayores para poder dejarlos una semana con los abuelos pero no lo bastante para poder llevar un ritmo de viaje como el que debíamos nos decidimos por un destino fantástico, propio de cuentos y leyendas: las tierras escocesas. Perdí la cuenta de las horas que dediqué a leer blogs y experiencias de otros viajeros, a los que debo agradecer su gran ayuda. Y aquí os dejaré mi experiencia, para que si queréis la compartáis.

Si queréis conocer cómo planificamos todo lo necesario para este viaje, os dejamos el enlace al artículo Preparativos de viaje a Escocia.

Día 1 Valencia – Edimburgo

Llegamos a Edimburgo y nos desplazamos a la ciudad desde el aeropuerto utilizando el autobús de la compañia Airlink (7,5€ ida y vuelta, justo enfrente de la puerta principal de la terminal) con parada en Waverly Bridge, justo en el centro de Edimburgo. Tras dejar las maletas en nuestro alojamiento, nos dirigimos a subir a Carlton Hill. Este lugar está en una colina cerca del centro que, además de contar con unas vistas fantásticas de la ciudad, posee varios edificios muy interesantes, nombrados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El estilo de todos ellos es neoclásico, imitando construcciones griegas como el Partenon. Nos encantó, es un lugar maravilloso, ¡aunque el viento me dejo el pelo horrible! Aunque esto sería muy común en este viaje.

Posteriormente bajamos a la Royal Mile a disfrutar del ambiente del festival de Edimburgo, puesto que este viaje lo realizamos en agosto, la época en la que se celebra.

Día 2- Edimburgo

Al día siguiente concertamos a primera hora un free tour con Sandemans que resulto super enriquecedor y entretenido. Este tipo de tours son gratuitos y luego se suele dar la voluntad al guía dependiendo de si te gusta o no. Desde luego, valió mucho la pena. Tras el free tour fuimos a visitar el castillo de Edimburgo, lo que nos llevó cerca de un par de horas. Se puede entrar con la tarjeta Explorer Pass. Aquí os dejo la web para cualquier información que necesitéis.

A última hora de la tarde nos dirigimos hacia Holyrood y el Parlamento, sin entrar en ninguno de los dos, puesto que nos apetecía realizar un pequeño recorrido senderista hasta el Arthur’s Seat, una colina muy próxima a la ciudad. Y allí en la cima, la ciudad luce elegante y llena de historias mientras la contemplábamos desde las alturas.

Día 3 Edimburgo – Inverness

Nos levantamos temprano para volver al aeropuerto y recoger nuestro coche de alquiler reservado con Sixt, una de las compañías mejor valoradas del mercado. Nos dirigimos entonces hacia el norte y nuestra primera parada fue en el pueblo de Culross. Además de ser un lugar precioso, un pequeño pueblecito de calles empedradas, es uno de los lugares de rodaje de la serie Outlander, de la que somos fans. Sus calles te harán sentir en la época medieval y las ruinas de la Abadia, en la parte alta de la ciudad, te llevan a vivir en una película. ¡No os lo perdáis!

Nuestra siguiente parada fue la ciudad de Saint Andrew’s. Nos resultó bastante complicado aparcar, además casi todo es zona azul. Pero en una horita nos dió tiempo de ver el patio de la Universidad, el exterior del castillo y las ruinas de la catedral, todo junto al mar. Tanto el castillo como la catedral están bastante derruidos pero todavía podemos ver esa grandiosidad que debieron tener siglos atrás. Solo se puede llamar… ¡espectacular!

Bastantes kilómetros más adelante, realizamos una parada prácticamente sin desviarnos de nuestro camino, a muy pocos kms de la autovía A9: Falls of Bruar. Aparcamos en el parking de un pequeño centro comercial y tuvimos que preguntar porque el sendero no estaba señalizado. El camino es una senda cómoda que te lleva por un bosque lleno de árboles de todos los colores (a ratos me preguntaba a mi misma si no saldría caperucita con la cesta) que tiene forma circular hasta las pequeñas cataratas que el riachuelo forma en la parte alta. No es una parada imprescindible pero si es un buen lugar donde hacerlo si tienes una tirada larga de coche.

Finalmente, llegamos a Inverness, donde teníamos el alojamiento esa noche. Se trata de la mayor ciudad de las Highlands y posee un castillo bastante antiguo, pero no es un lugar con demasiado encanto, no deja de ser una ciudad bastante comercial y no demasiado atractiva al turismo de no ser por su cercanía a otros lugares.

Día 4 – Inverness – Skye

Nada más levantarnos nos dirigimos dirección al lago más famoso del mundo, el lago Ness. Nos quedamos con las ganas de ver a Nessie, que parece que estaba bastante escondido. Lo que si que pudimos encontrar fue el Urquart Castle, o más bien lo que queda de él, puesto que sus ruinas ocupan un lugar privilegiado junto al lago. Como no habíamos madrugado demasiado, el parking ya estaba practicamente lleno y nos costó un rato poder aparcar. La visita incluye un video que explica la historia del castillo. Puesto que pasamos bastante rato allí, decidimos comer un sandwich en su cafeteria, precio y calidad correctos.

Después nos desvíamos un poco del camino para buscar las Falls of Foyers. La carretera que lleva hasta esta catarata no es muy buena, pero los paisajes son fantásticos. Una vez allí, aparcamos junto a una cafeteria y hay que realizar un ascenso de unos 10/15 minutos hasta el lugar donde se puede disfrutar del mayor salto de agua. El bosque es una preciosidad, vale la pena perderse en él.

Seguimos nuestro camino hacia Skye, pero nos quedaba una de las paradas más esperadas de nuestro viaje, la foto que todo el mundo desea hacer en Escocia: Eilean Donan Castle. Llegamos a una curva y, de repente, allí estaba. No sé como explicarlo, pero hasta pegué un grito de emoción. Las fotos no hacen justicia a la belleza del paisaje, el enclave es perfecto para construir un castillo o cualquier cosa que se les hubiera ocurrido.

Hicimos bastantes fotografias, hasta una videollamada a la familia, para enseñarles el cortejo nupcial de una boda que iba a celebrarse allí. Un ratito de mi vida que siempre llevaré conmigo.

Cruzamos el puente a Skye puesto que casi estaba anocheciendo y llegamos a nuestro alojamiento cansadísimos y todavía emocionados por el gran día.

Día 5 – Isla de Skye

Este día lo dedicamos a recorrer la isla de Skye. Puesto que si miras un mapa, las distancias son pequeñas, me pareció que con un día sería suficiente, pero para nada. Las carreteras son bastante malas, muy estrechas y llenas de passing places, ensanches de la carretera para poder pasar dos vehículos.Si volviera a programar este viaje, a Skye le dedicaría otro día más.

Por la mañana visitamos Coral Beach, cerca de Dunvegan y luego nos embarcamos en la aventura de llegar al faro de Neist Point. En la vida volveré a sentirme tan en el fin del mundo como allí. La bajada al faro es larga, pero vale la pena poder bordear esos acantilados de impresión. Por muchas fotos que le hagan, ninguna conseguirá mostrar la adrenalina que surge allí. Eso sí, ¡coged aire para la subida!

Nos dirigimos después al Old Man of Storr, una montaña muy característica de la isla, e incluso empezamos el ascenso, pero viendo que no teníamos tiempo de hacer todo el recorrido de día, puesto que son aproximadamente 4 kms, nos volvimos atrás. Una ruta pendiente, una excusa para volver… Con las últimas horas de horas, nos dirigimos hacia otro de los lugares que eran objetivo fijo de este viaje: Kilt Rock. Se trata de una catarata que cae por los acantilados verticales directamente al mar. Puesto que eran pasadas las nueve de la noche todo estaba desértico y campamos nosotros solos a nuestras anchas por el mirador. Allí encontramos un banco donde sentarnos a mirar el horizonte sin nadie que nos molestara, ante unos acantilados impresionantes.

Volvimos al alojamiento sabiendo que nos habíamos dejado algunas cosas importantes por ver: el Quiraing, al norte de la isla, con grandes vistas panorámicas de la zona y las Fairy Pools, una serie de piscinas naturales en un entorno ideal, en la parte sur. Pero el reloj había corrido en nuestra contra y al día siguiente ya no teníamos opción.

Me acosté con la idea de que no me podía marchar de allí sin ver el amanecer y a las cinco de la mañana salí de la cabaña donde nos alojábamos con todo lo que encontré para taparme y disfrute a solas del paisaje al alba(ahí mi fiel compañero me abandonó por una almohada y un edredón calentito). De esas imágenes imposibles de borrar de la retina.

Día 6- Skye – Fort William

Meses antes ya habíamos reservado el primer ferry que une Armdale, en la parte sur de la isla, con Mallaig, en Escocia ( reserva aquí ). Así que nos tuvimos que despedir temprano de la isla, no sin antes hacer una parada en Portree y sus casitas de colores (y un supermercado donde comprar unos curasanes buenísmos para desayunar). El viaje en el ferry fue breve pero bonito.

La razón de elegir este ferry fue que nuestra siguiente visita tenía hora concertada. Consistía en ver pasar el tren Jacobite por el viaducto Glenfinnan, o dicho de otro modo, el tren de las películas de Harry Potter. Cuando llegamos a la zona del acueducto, con el tiempo en los talones, era casi imposible aparcar.

El tren pasa de Fort William a Mallaig, si os apetece montar tenéis toda la información aquí. Nos perdimos el primero pero enseguida volvía a pasar en dirección contraria, así que esperamos pacientemente y al final conseguimos verlo. Nos colocamos demasiado lejos, os recomendamos que os aventuréis por la llanura y no os esperéis en la montaña donde la mayoría de la gente porque está demasiado lejos. También nos acercamos al monumento Glennfinnan, justo al otro lado de la carretera.

Luego estuvimos en Fort William, que tiene una zona comercial bastante importante, puesto que se trata de una ciudad famosa por la práctica de deportes de invierno. Dimos un paseo y cogimos fish & chips para comer en el parque de Macari’s. ¡Delicioso! Después dejamos las maletas en el alojamiento y descansamos un rato.

El día no había acabado y volvimos a coger el coche para dirigirnos al Castle Stalker, un castillo en el centro de un lago al que hay que llegar en barca. Llegamos casi al atardecer, puesto que nos detuvimos en varios lugares de la carretera para hacer fotos por el camino. ¡Todo era maravilloso! Lagos, islas, montañas impresionantes… No se puede pedir más. Nosotros hicimos la vuelta en la misma dirección porque se nos hacia tarde, pero si tenéis tiempo podéis buscar la carretera A85 y ver las ruinas del Kilchurn Castle.

Día 7 – Fort William – Stirling

Nos levantamos y nos dirigimos hacia el sur, con dirección al Valle de Glencoe. Había oído que era muy bonito pero no hay palabras para describirlo. No estoy segura de las veces que nos detuvimos junto a la carretera en los pequeños lugares destinados a ello. El agua surgía por todos lados en pequeños riachuelos desde la cima de las montañas y nosotros nos aventuramos incluso a meter los pies en un pequeño remanso. Quique dijo que tenía que volver alguna vez a ese lugar para hacer alguna ruta y disfrutar de la naturaleza.

Como buenos fans de Outlander, no podíamos abandonar Escocia sin visitar el Doune Castle, que fue el Castillo Leoch en la serie y también Invernalia en el episodio piloto de Juego de Tronos. El castillo no es muy grande y se encuentra bien conservado, su visita es rápida y amena y está incluida en el Explorer Pass.

En Stirling nos esperaba su castillo en lo alto de la montaña. La entrada está incluida en el Explorer Pass. La gente tiende a compararlo con el castillo de Edimburgo, a mi me gustaron los dos, pero este está menos masificado. Disfrutamos mucho con su visita y sobre todo de los exteriores: los jardines, los cañones, las vistas desde lo alto… Aprendimos además mucho sobre la historia de Escocia. Toda la información de este castillo aquí.

Nos dirigimos después a visitar el monumento a William Wallace pero valoramos todo lo que teníamos que subir andando y nos echamos atrás. Llevábamos ya mucho trote sobre nuestras piernas. Así que nos fuimos a descansar.

Al día siguiente nuestro vuelo salía temprano del aeropuerto de Edimburgo, así que devolvimos el coche de alquiler y nos despedimos de Escocia con la promesa de volver algún día.

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