MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA

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Por recomendación de mis padres, que siempre han sido grandes viajeros en nuestro país, incluimos el monasterio de San Juan de la Peña en nuestra ruta por Huesca en 9 días. La verdad es que alguna vez había oído hablar del lugar pero no me había llamado demasiado la atención. Y ahora me encuentro escribiendo este artículo para recomendaroslo totalmente.

San Juan de la Peña se encuentra a tan solo 24 kilómetros de Jaca, de los cuales un poco menos de la mitad se realizan por una carretera muy estrecha y muy empinada. Si en coche produce algo de vértigo no imagino como serán las subidas por ahí en autobús, debe ser toda una aventura. Por el camino nos encontramos con el precioso pueblo de Santa Cruz de Serós, en el que nosotros no paramos por ir muy justos de horario, pero si volviera a esta zona, sin duda le dedicaría un buen rato a este sitio tan pintoresco.

Lo primero, y para que se pueda entender todo lo que voy a explicar sobre nuestra visita, es conocer una breve historia del lugar. En el siglo X se construye, al abrigo de la enorme roca, el monasterio dedicado a San Juan y se convierte en un lugar muy importante, donde se ubica incluso el panteón de los reyes del reino de Navarra de aquella época. El monasterio vivió varios siglos de explendor hasta que varios incendios consecutivos, terminaron por dejarlo muy deteriorado y se decidió la construcción de un nuevo monasterio.

Pero, por tradición y por la belleza del lugar, el monasterio nuevo se construyó a partir de 1676 en un emplazamiento muy cercano, una llanura situado un poco más arriba de la misma montaña. Este edificio nunca llegó a tener el explendor del anterior y en el siglo XIX, con la desamortización de Mendizabal, cuando se expropió numerosos terrenos a la iglesia, este monasterio quedó abandonado hasta su rehabilitación a mediados del siglo XX.

Así que, como conclusión, San Juan de la Peña no es uno, sino dos monasterios: el románico, situado bajo la roca y el barroco, un poco más arriba en la pradera. Para diferenciarlos se les llama el monasterio viejo y el nuevo (todo lo nuevo que puede ser algo del siglo XVII).

En la zona del monasterio viejo prácticamente no hay lugar para aparcar, así que el parking se encuentra arriba en el llano junto al monasterio nuevo. Para bajar al monasterio viejo desde allí hay unos buses habilitados (solo en temporada alta) que realizan continuamente el trayecto de subida y bajada, pero también hay una senda por la que bajar caminando si os apetece.

Este llano es una verdadera maravilla, es un paraje natural precioso donde podéis disfrutar de un picnic o incluso realizar una de las rutas señalizadas por la zona. Si nosotros volviéramos a visitarlo, seguramente le dedicaríamos la mañana o la tarde completa, para poder disfrutar de esta zona que nos encantó.

La visita debe iniciarse en el Monasterio Nuevo, puesto que aunque hayáis comprado las entradas por internet, se tienen que validar aquí en la taquilla. En realidad, el acceso a este monasterio es libre, dentro del horario se puede visitar por tu cuenta. Os podemos asegurar que vale mucho la pena visitarlo.

Aquí encontramos también una cafetería y los aseos. Existe también una hospedería pero actualmente no se encuentra abierta a causa de la epidemia del Covid-19.

Dentro del Monasterio Nuevo, encontramos dos Centros de Interpretación diferentes. El primero que nos encontramos es el del monasterio, donde se narra la relación este lugar con la historia del Reino de Aragón. Cabe destacar que en ese espacio paseamos por el suelo de cristal sobre parte de las ruinas del monasterio, donde podemos observar las diferentes estancias bajo nuestros pies y conocer cosas sobre su día a día.

Después de bajar las escaleras, pasamos a otra estancia. Aquí se cuenta más sobre la vida diaria de los monjes, puesto que en esta zona tenemos el horno, las caballerizas o los pajares.

En la Iglesia barroca, actualmente sin ningún tipo de altares ni figuras, está el Centro de Interpretación del Reino de Aragón, donde podemos disfrutar de un documental que narra la historia del reino. Puede ser interesante, pero desde luego no está adaptado para niños en absoluto, así que a los tres minutos nos marchamos.

Una vez terminamos en el Monasterio Nuevo, bajamos hasta el Viejo. Nosotros pudimos hacerlo en nuestro coche porque se trataba de la última visita del día. No se puede entrar sin cita previa a esta zona.

Desde fuera el Monasterio románico ya nos parece impresionante y no podemos parar de preguntarnos si nunca tuvieron miedo de que la peña les cayera encima… Pero la verdad es que han pasado más de mil años y aún resiste, así que no fue tan mala idea.

Una vez dentro, vamos observando como las distintas estancias nos meten en la vida de los monjes. Los requisitos para entrar a este monasterio eran duros, incluso tenían que estar varios días en la puerta para poder entrar a formar parte de la comunidad monástica, pero peor nos pareció que el primer año debían hacer voto de silencio absoluto. ¡Un año callados!

El monasterio se construyó en distintas fases, conforme fue ampliándose la cantidad de personas que allí vivían. En la planta inferior, tenemos una capilla donde encontramos frescos originales y varios salones con arcos. En la planta superior encontramos el primer panteón de los reyes aragoneses, donde se encuentran enterrados los tres monarcas del siglo XI: Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I, además de diferentes miembros de su familia. Más adelante encontramos también otra zona donde eran enterrados muchos nobles, en cuyas tumbas aparecen relieves curiosos como,por ejemplo, de animales mitológicos.

El final de la visita fue para nosotros lo más destacable. La iglesia, con una gran bóveda, alberga en su altar una reproducción del Santo Cáliz, que está actualmente en la catedral de Valencia, puesto que pasó una larga temporada en su itinerancia por diferentes lugares de la Península. Y justo antes de la salida pudimos ver el increíble claustro, famoso por sus arcos y sus capiteles, que narran diferentes historias bíblicas y mitológicas. Hubiéramos estado horas enteras aquí.

El precio de la entrada del Monasterio Viejo es de 6€ por persona mayor de 6 años, los menores de esta edad no pagan. El importe es el mismo si realizáis la visita guiada como si la hacéis por libre, así que os recomendamos elegir la guiada para que os puedan contar todas las historias que acontecieron bajo esta peña.

El horario de apertura es de 10 a 19 horas. Os recomendamos consultar en la web oficial antes de la visita por si hubiera cambios.

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Hasta aquí nuestra visita por el monasterio de San Juan de la Peña. Os recomendamos su visita porque

¡os encantará!

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