Museo Del Louvre Con Niños

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Es díficil pensar en meter a niños en un museo que no esté especificamente dedicado a ellos, pero nada es imposible. Si además a esto unimos que el destino a conocer es uno de los museos más grandes del mundo, la cosa se complica. Pero solo hay que intentar que la visita no se convierta en interminable y parte del éxito es prepararla con antelación.

En casa, sentados tranquilamente, estuvimos viendo fotos de algunas de las más célebres obras del museo del Louvre. Así convencí a Aimar y a Alexia, de 8 y 5 años respectivamente, de que íbamos a ver cosas muy interesantes en nuestra visita al Louvre. Uno de sus principales intereses fue, en un principio, la mundialmente conocida Mona Lisa, pero contaremos más adelante lo que ocurrió con este cuadro.

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Para llegar al museo, lo mejor es utilizar el metro, las lineas 1 y 7 te dejan justo allí. Como nosotros pillamos todas las obras del metro a la vez (increible, pero cierto) llegamos en autobús. Fuimos en el número 72, cuyo recorrido transcurre paralelo al Sena y aunque no es precisamente rápido, si que te permite algunas vistas de la ciudad bastante recomendables.

Cuando llegamos al museo, no podemos olvidar que se trata de un precioso palacio que vale mucho la pena admirar. Es un enorme edificio de gran belleza, que contrasta en su zona central con la famosa pirámide, conocida por aparecer en películas como, por ejemplo, El Código Da Vinci. A los niños les gustará sin duda hacerse la foto cogiendo la pirámide o jugando con el agua de las fuentes.

Ahora voy a contaros nuestro más grave error, puesto que no me gustaría que os pasara a vosotros. En primer lugar, no madrugamos en exceso y nuestro hotel estaba bastante lejos. El tren RER estaba en obras y los autobuses iban a rebentar de gente. Todo esto provocó que cuando llegamos la cola era tremenda. Pero además, como no habíamos planificado el día que íbamos a ir, tampoco habíamos comprado la entrada anticipada, así que la cola era todavía más larga para poder entrar en la pirámide y encima, otra cola posterior para poder comprar las entradas. O sea, que nos costó más de una hora de espera entre las dos colas.

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Con esto os doy dos recomendaciones: hay que llegar al museo temprano y siempre con entrada reservada. No debemos ir con una idea concreta de tiempo, sino más bien con unos objetivos: por ejemplo, ver una lista de cosas. El horario del museo es amplio. Abren de 9 a 18 horas todos los días (excepto los martes) y los miércoles y los viernes la hora de cierre se amplia hasta las 21:45 horas.

Así que os dejo aquí el link de la web oficial del Louvre para que podáis comprar vuestras entradas anticipadas.

¿Son caras las entradas? Pues para lo que se ofrece no. La entrada general cuesta 17€, pero hay que tener en cuenta que es gratuito para todos los menores de 18 años y para los europeos entre 18 y 25.

También es gratuito para todo el mundo los viernes a partir de las 18 horas y los primeros sábados de mes a partir de la misma hora. Aunque habría que valorar si la cantidad de gente que os vais a encontrar compensa o preferís que vuestra visita sea un poco más tranquila.

También podéis comprar la Paris Museum Pass, que permite la entrada gratuita y sin colas al museo, e incluye muchas atracciones de la ciudad (a excepción de la Torre Eiffel).

En la taquilla del museo podéis alquilar una Nintendo 3DS para hacer la visita más amena. Es una audioguía del museo adaptada para niños. Nosotros no la cogimos pero tiene un coste de 5€.

Podéis coger un plano del museo (está en un montón de idiomas). Aquí os dejo un link de la versión pdf del plano en español. Ahí os da la referencia de algunas de las obras más destacadas. El museo está dividido en varias alas, que no están comunicadas entre sí. Para cambiar de un ala a otra hay que volver a la Pirámide

Puesto que a Aimar le llamaba la atención el Antiguo Egipto y Grecia, algunos de nuestros objetivos estaban en esa zona. Nuestra lista fue esta:

  • Venus de Milo
  • Victoria de Samotracia
  • El Escriba Sentado
  • Las Bodas de Caná
  • La Libertad Guiando al Pueblo
  • El Friso de los Arqueros
  • Y, por supuesto, la Mona Lisa

Y aquí nuestro mayor error y el que hizo perder todo el encanto al museo. Estuvimos viendo cosas hasta que se nos ocurrió buscar la famosa Giocconda. Serían sobre las dos de la tarde, así que pensamos en ver el cuadro y marcharnos a comer. Pero nuestra cara de incredulidad cuando vimos que la cola comenzaba en la Pirámide fue alucinante. Aún así pensamos que no podía ser tanto rato y nos pusimos en la cola, que subía escaleras y cruzaba salas donde se encontraban cuadros de grandes pintores que nadie miraba. Todo el mundo tenía el objetivo de la Mona Lisa como esencial en su visita.

Y cuando llegamos al final de la cola, cual estrella de cine firmando autógrafos, nos abrieron una barrera para que pasáramos y pudiéramos echar fotos durante menos de un minuto, porque lo de admirar el cuadro ni lo pensamos. Cuando pasó el tiempo, nos echaron hacia fuera y no pudimos más que pensar que era una locura. Bueno, los demás lo pensamos, pero Aimar dijo en voz alta: «Todo esto por este cuadro que no vale la pena«. Y lamentablamente, os aseguro que no lo vale, porque eso no es forma de ver una obra de arte después de casi dos horas de cola.

Si tenéis mucha ilusión en ver la Mona Lisa, intentad madrugar y estar los primeros. Si no os quita el sueño mejor os enseño yo aquí la foto que hice, porque ya os digo que no volvería.

Después de pasar unas horas en el museo, los niños necesitarán despejarse. Muy cerquita encontramos el Jardín de Tullerías, en el que podemos hacer un picnic, subir a la noria o al carrusel o incluso dar un paseo en pony. Un lugar para relajarse en familia y cambiar el ritmo del viaje.

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  • Os dejamos aquí más ideas para visitar París con niños. Si además queréis completar vuestro viaje con una buena dosis de magia Disney, os dejamos también nuestro post sobre nuestro Viaje a Disneyland París.

    Esperamos que disfrutéis mucho en la capital francesa. Au revoir!

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